Skip to content Skip to footer

El envase cilíndrico de cartón, la cultura de un formato

El Packaging también comunica.

Los tubos cilíndricos de cartón no solo contienen un producto, sino que cuentan una historia visual y táctil. Texturas, aperturas, colores, todo transmite un mensaje que busca ser sinónimo de calidad antes de revelar su interior.

La percepción del cilindro

El cerebro humano asocia las formas curvas con suavidad, elegancia y cuidado, mientras que las formas rectas o angulosas transmiten rigidez o funcionalidad. Un estudio de 2015 publicado en Frontiers in Psychology observó que las personas tienden a describir las formas curvas como más bellas y agradables, lo que sugiere una preferencia generalizada por las formas redondas. Por ello, un tubo cilíndrico, al no tener esquinas, se percibe como más escultórico y “terminado”, dando la sensación de un objeto cuidadosamente diseñado y no solo de un envase funcional.

Tanto es así, que, a lo largo de la historia, las formas cilíndricas han sido contenedores de objetos valiosos o necesitados de una protección especial: mapas enrollados, manuscritos, botellas de vino, tubos de arte, cofres cilíndricos…

Culturalmente, eso se ha quedado grabado: cuando ves un cilindro, tu mente dice “esto guarda algo que merece protección”. Por eso cada vez más marcas de alta gama eligen envases cilíndricos de cartón para sus productos. No es solo una cuestión de diseño o sostenibilidad, detrás del formato redondo hay una historia visual, cultural y emocional que convierte un simple envase en un símbolo de distinción.

Por qué las marcas eligen envases cilíndricos

El tubo tiene un ritual de interacción muy diferente a otros tipos de envase, tiene una apertura circular, continua, fluida, que obliga a una acción más lenta y consciente. No se “rasga” ni se “rompe”: se abre. Este ritmo genera una microexperiencia en si misma de exclusividad. Por eso muchas marcas de alta gama en industrias como la perfumería, destilados, cosmética, tés, velas, eligen cilindros. El envase te obliga a interactuar con el producto con más calma y más cuidado dando lugar a una distinción del artículo.

El envase cilíndrico no solo es sinónimo de calidad y distinción por su uso a lo largo de la historia o por sus cualidades sensoriales. Ofrece una serie de beneficios que, para el branding de producto, por lo que lo convierten en una muy buena opción, frente a otro tipo de packaging. No hay cortes, no hay “frontal vs lateral”, todo el envase gira y cuenta una historia circular, esto permite composiciones visuales más fluidas, con color envolvente, tramas, tipografía panorámica… A nivel de diseño, da una sensación de armonía y cuidado estético que el packaging cuadrado no siempre consigue.

En FATECSA, llevamos años observando cómo el tubo no solo protege un producto, sino que le da estatus, lo viste y lo presenta al mundo con un lenguaje propio. Puedes recibir presupuesto en nuestra web www.fatecsa.com

Te invitamos a seguir nuestras novedades y proyectos en LinkedIn de Fatecsa